10 de Septiembre. Hoy dejamos los bolsos en el hotel y temprano salimos con Jorge para el Santuario de Las Lajas. Por suerte el tiempo había mejorado aunque estaba nublado y el sol solo aparecía de a ratos.
Cuando llegamos nos sorprendimos al ver una de las Iglesias más linda que he visto, construida en un lugar increíble.
En el estacionamiento, o como le llaman acá en el parqueadero, nos encontramos con estas recomendaciones.
Al terminar la visita volvimos al hotel, cargamos los bolsos y salimos para cruzar juntos la frontera hacia Ecuador.
Los trámites fueron sencillos y bastante rápidos. En la aduana nos hicieron una recomendación que puede llegar a ser importante y es que cuando uno entrega el formulario de salida de la moto en las fronteras normalmente no le queda ningún registro de la entrega del mismo, si el funcionario por cualquier motivo no carga la salida en el sistema, al vencerse el plazo uno queda en infracción y en el caso de Ecuador la multa es de U$S 300 por día, así que la recomendación es que al entregarlo lo hagamos sellar y después le tomemos una foto para tener una constancia.
EN la frontera habían organizado lugares de atención especial para la gente procedente de Venezuela que eran muchísimos, nos comentaban que hace uno meses atrás pasaban por ahí 3.000 venezolanos por día. Había un centro grande de atención de la Cruz Roja y gente de Atención a Refugiados de la ONU. Tuvimos la oportunidad de hablar con varias personas que estaban emigrando "a la fuerza" dada la situación del país. Uno no toma conciencia de lo duro que es esto hasta que ve familias enteras saliendo sin más pertenencias que un bolso y caminando por la banquina hacia un futuro incierto, realmente terrible. En general van para Lima, Perú, a Chile y algunos para Argentina. Hay también mucha gente joven con formación universitaria, para algunos de ellos es toda una aventura llena de esperanzas.
Una vez que cruzamos decidimos pasar por Tulcan a visitar el Cementerio Antiguo que nos habían recomendado, muy bueno también, valió la pena.
Una vez que terminamos la visita seguimos viaje juntos hasta Ibarra, ahí nos despedimos, Jorge se quedaba a hacer noche ahí y yo tenía reserva para dormir en Quito.
Llegué al hotel, hice el check-in y guardé la moto.
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